«Estimado» Arturito:
A ver, te explico, lo de estimado va en entrecomillado porque a un misógino que en nada estima a las mujeres no lo estimo yo tampoco. El diminutivo de tu nombre de pila es porque he decidido hablarle al Pérez Reverte niño, sí, ese que, asustado, imberbe, tiembla en un rincón del mundo. Porque si no es así no me explico ciertas maneras de pensar y de actuar.
Quizás te pasa lo que le pasa a muchos hombres, que no te das cuenta. Venga vale, incluyo el género, o el sexo, como tú prefieras, femenino, no nos damos cuenta. Ni se daban cuenta las señoras de tu familia ni las de la mía, ni Grace Kelly, ni tantas otras mujeres que a pesar de no caminar rectas con tacones de aguja siguen criticando a sus hermanas. Nos venció el sistema, ya ves, ese que usa todos sus trucos para dividirnos, porque sabe que unidas seríamos demasiado potentes.
Mujeres y señoras, ya me queda clara la diferencia, gracias por tanta iluminación. Pero tranquilo que te corroboro que no eres tú sólo, que si la sociedad no se lanza a la toma de la Bastilla después de la publicación de un libro con 75 consejos imbéciles para seguir haciéndole juego al sistema, es que es eso, que no estás, para nada, solo, «querido».
Y es que a lo mejor no te das cuenta, pero eres un antiguo que hace apología de violencia de género.
Porque muchos hombres lo que hacen, sin darse cuenta y desde el cariño, siempre desde ahí, ¿eh?, es quitarnos seguridad para luego salvarnos. Esa parece la actitud de conquista pasada de generación en generación por todos los inseguros y acomplejados que han poblado este planeta. Y hablando de población y de planeta me doy cuenta de que la naturaleza no es tan perfecta, que yo pensaba que los dinosaurios no habían vivido con los hombres (y mujeres, y señoras) y mira tú por donde, me equivocaba.
Y es que no se dan cuenta algunos hombres pero mientras se sigan comportando como lo hacen, las mujeres, aquí no va señora por ningún lado, no podremos ser nosotras mismas, seguiremos sin poder encontrarnos. Seguiremos arriesgando nuestras vidas al salir a la calle porque lo «mínimo» que nos podrá pasar es que los hombres que se cruzan con nosotras por las aceras nos cosifiquen a nivel de lenguaje y de mirada. ¡Toma ya!¡Casi nada!
Felicidades, porque tú si eres un caballero de los de antes por eso buscas a una señora como las de antes. Perdona pero las mujeres estamos luchando mucho para liberarnos de dinosaurios como tú y tu amigo Javi. Que si al menos estuvierais buenos, bip, bip, bip, bip…Pero que va, chicos, nada que rascar…
¡Ah, no verdad! ¡Perdón, perdón! Que se me olvidaba que sois intelectuales, escritores de renombre, no hace falta que estéis buenos (ni que lo seáis) ese es el papel que nos corresponde a nosotras. Ser y estar, me hago cargo.
Te has preguntado alguna vez ¿Por qué le tienes tanto miedo a las mujeres? ¿Se lo has preguntado a tu amigo Javi? ¿O sois demasiado machotes para hablar de temas demasiado profundos y que pueden haceros pupa?
Para finalizar te quería decir que si no existen mujeres como las de antes es porque antes era antes y ahora es ahora, que tú sabes, hasta las modas evolucionan. ¿Ves? En el S. XVIII no había tacones de aguja ¿O será que es que aún no existían las señoras? No es una pregunta retórica. Si puedes, ya sabes, ¡contéstame!
Firma una feminazi a la que le faltan pocos años para cumplir los 40 y por cierto que está deseando que llegue ese momento. Porque cada año que pasa me conquisto más a mí misma y esa es con diferencia la mayor victoria que una mujer puede tener. Por eso para las mujeres, que no señoras, es mejor cumplir años. Porque el tiempo nos va haciendo cada vez más libres (¿salvajes?). Y menos prisoneras de tipos como tú y tu amigote Javi.
Ala, ¡a estar bien!
PD: Ya sé que tu texto es de 2007, pero ha caído en mis manos ahora y las náuseas me las ha provocado ahora.
Foto de aquí |