No la tienen. Los hombres. Claro que no. Claro que #notallmen. Claro que no todos serían capaces de violar a una chica a la que han drogado previamente. Aún no me he encontrado con quien diga lo contrario.
Por supuesto que no todos se reirían de la»genial hazaña», seguramente la mayoría no la vería como una «genial hazaña».Hay jueces que no lo hacen y se toman su trabajo muy en serio.
Pero por desgracia me consta que muchos hombres siguen viendo a la mujer como un objeto (directo), aparentemente sujeto. Porque en el mundo entero en mayor o menor medida las mujeres tenemos el rol de agradar y dar y ellos están siempre listos para tomar y recibir. Y las cosas están cambiando. No me cabe (¿o sí?) la menor duda, aunque a veces parece que vayamos hacia atrás. Todos sabemos que la «Igualdad» es algo muy nuevo. Que las «brujas» que tenían ideas subversivas eran tratadas poco menos como animales, es decir, como el ser humano trata a animales hasta hace muy poco. Será por eso que algunos hombres, not all, siguen refiriéndose a nosotras como «ganado» o «carne fresca» o «presas de caza».
Y es verdad, es que las primeras que no nos enteramos somos nosotras, porque fíjate tú, yo no quiero igualdad, yo no quiero ser tratada como a un hombre, porque no soy igual que un hombre. No biológicamente. Sí a nivel de dignidad. Y eso es lo que nos confunde.
¿Que qué es lo que quiero entonces? La respuesta es simple de pronunciar e incluso de gritar, al menos para mí:
Otro de los problemas al que nos enfrentamos es que ni nosotras somos dueñas de nuestro cuerpo. Entra en el código de la normalidad que una chica se enrolle con un tipo después de que él la haya invitado a una o dos copas, a un almuerzo, a una cena. El almuerzo es un poco distinto, pero todo lo que pasa en la oscuridad de la noche es lícito. «Por la noche todos los gatos son pardos» que decía mi abuela. Y la traducción de ese dicho para algunos, demasiadas veces es «Por la noche todas las tías son putas» y nosotros los dueños del cotarro, y sino es así ya se dejará alguna «gorda» o «fea» desesperada por sentir contacto. Alguna pobre criatura que tenga baja la autoestima.
Sí, que ya lo sé, que no todos son así. Pero he oído demasiadas veces hablar de mujeres con calificativos horrendos tan normalizados que hasta las mujeres los decimos, o los decíamos. En presente, en pretérito imperfecto y deliberadamente no uso el futuro simple. Porque, como ya dije, la única manera de sobrevivir en este «mundo de hombres», o como entonaba James Brown con su potente voz en «This is a men’s world» y cuanta razón tenía, es masculinizándonos. Y es que no queremos estar fuera. Tememos perdernos en un mundo femenino tristemente invisible o francamente inexistente.
Mientras tanto continuamos creyendo que las cosas van a cambiar, y ni un mes después de la muerte de Tiziana Cantone en Italia salta a la palestra un nuevo escándalo sexual con video porno incluido no consentido y dos jugadores de fútbol como sujetos de la hazaña y miles de desconocidos que lo comparten.
Pero para la tranquilidad de todas, y todos, en poco menos de un mes es bastante probable que Donald Trump, su machismo y su racismo, se conviertan, así, como la Santísima Trinidad, en presidente del país más poderoso del mundo.
Para distraernos de la triste y violenta realidad siempre podemos ir al cine a ver la ultima película de Verhoeven que promete, ¡chicas! en palabras del director: “La idea de una mujer que es violada pero se niega a asumir el papel de víctima es algo nuevo en el cine”. ¿No me digáis que no es «in» el tema?
O a la discoteca a bailar lo último. ¡Dale, Justin! (Bieber) sigue escribiendo canciones en las que dices que nadie mejor que tú sabe lo que una chica quiere, ni siquiera la propia chica.
Me voy por las ramas. Yo lo que quería decir es que mientras todos sigamos con el foco en las falsas denuncias y en defender la dignidad de los hombres que no se portan mal, los abanderados del #notallmen, NADA CAMBIARÁ.
Seguid diciendo que hay hombres que tienen el cerebro lavado, que son calzonazos, feminazis etcétera. En lugar de tratar de resolver el jodido problema. Yo agradezco que haya hombres con el valor de salir de su zona de confort o en jerga inteligible: «Con un par de huevos» y escribir artículos como éste:
Violadores, sanfermines y los grupos de whatsapp de hombres.
No quiero tener que conformarme con la versión normal de un hombre. Quiero la versión mejorada de todos los hombres, para mis hermanas, para mi hija, para las mujeres que vendrán. Para el mundo de hoy y para el de mañana.
Evidentemente no es culpa de ellos. Pero sí es responsabilidad de todos, SOBRE TODO DE ELLOS.
DE VOSOTROS, HOMBRES.
Hacednos un favor, hacéoslo a vosotros mismos y venid a nuestra barca que os necesitamos.
Aquí cabemos todos. Y juntos, no nos hundiremos.