El patriarcado nos quiere pasivas y divididas

El otro día leyendo el artículo ¿Cómo nos quiere el patriarcado? se me revolvió el estómago literalmente. Estamos siendo testigos de historias muy duras que nos duelen a todas las mujeres, porque estamos cada vez más conectadas entre nosotras.

La respuesta a esa pregunta, según el texto, a final de cuentas es: inertes, dormidas. El patriarcado nos quiere dormidas. Pero ayer, reflexionando me daba cuenta de que el patriarcado en realidad nos quiere dormidas y en cualquier caso divididas. Para que no hagamos demasiado ruido, no vaya a ser que unidas acabemos con este sistema tan bien montado.

Habrás oído más de una vez comentarios que nos etiquetan de infinidad de cosas negativas. Habrás oído incluso a mujeres que les hacen el juego sin darse cuenta, al sistema, diciendo que entre nosotras nos llevamos mal. Ahí está mi clarividencia, ahí está la novedad. Yo me doy cuenta de que es más fácil para el sistema seguir diciendo que somos nosotras las pecadoras, las que nos equivocamos. Y lo vemos en todo. O mejor dicho no lo vemos porque estamos bien sumergidos en el puré y se nos escapa, pero está en todas partes. Y está sobre todo en el lenguaje. Que tan importante es para el ser humano. El pensamiento se estructura con la palabra. Y ciertas ideas que tan ancladas tenemos en nuestra mente y sobre todo, y lo que es peor, en nuestro cuerpo, vienen de palabras que hemos oído hasta la saciedad. Y no es que te lo hayas creído o no. Es que así lo asimilaste y así es tu verdad, la mía y la de la vecina del quinto.

Pero si observamos los valores de las sociedades matriarcales nos damos cuenta de que la realidad bien podría ser otra. Tenemos mucho que aprender de esos pueblos pacíficos en los que también existen hombres y no se sienten perdidos.

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