Dice Niels Bergman que para que un recién nacido se desarrolle tiene que estar en contacto con su madre. Sino se limitará, o no, a simplemente «sobrevivir».
Sobrevivir a secas es mediocre. Triste. Poco moderno.
Si gozamos del gran privilegio de venir a este mundo no es para ser mediocres. Es para destacar. Brillar. Para vivir intensamente. Lo mejor posible. Siendo felices.
Él, como muchos otros científicos, habla de la Exterogestación. El periodo que un recién nacido necesita de contacto físico con su madre y crecer lo más sano posible tras nacer. Alrededor de 9 meses.
Porque ya cada vez tenemos más claro, y nos demuestra la ciencia, además de las filosofías orientales, que no existe separación cuerpo/mente/emoción.
Las neurociencias están al servicio y al alcance de todos. Pero sobre todo le ponen voz a los bebés, que son los últimos de la fila. Y lo que nadie te cuenta es que ellos tienen sentimientos. Que no tengan el don de la palabra no significa que no tengan sentimientos. Me repito. Porque es necesario. Precisamente porque no saben expresarse ni se pueden mover libremente es por lo que nos necesitan más.
Si nuestros niños crecen colmados, con sus necesidades «básicas» más que cubiertas serán más felices y como consecuencia crecerán más sanos. Una necesidad básica es precisamente la del contacto físico, no olvidemos que somos mamíferos. No es casualidad que el primer sentido en sentir y el último en dejar de hacerlo sea el tacto. Se enfermarán menos. Por ende sus padres faltarán menos al trabajo y la sociedad podrá ser tanto reproductiva como productiva. Un poco como es ahora pero en versión mejorada.
No paramos de oír que necesitamos que aumente la tasa de natalidad, pero ¿cómo nos vamos a animar a tener más hijos si luego estamos obligados a abandonarlos rápidamente?
La conciliación no sólo beneficia a los bebés, sino a sus madres y a sus familias.
Cuando una madre ha vivido bastante tiempo al lado de su hijo recién nacido al volver al trabajo lo hace con más ganas, puesto que no deja atrás a un ser tan inofensivo. Se siente más tranquila, más segura y es capaz de dar más. Y esto revierte positivamente en la sociedad y en el sistema.
Pero hoy día la maternidad se vive en soledad por la forma de vida que impera en las ciudades. De ahí la importancia de que los padres se queden más tiempo con sus mujeres e hijos. Para repartir tareas.
Además un niño sigue necesitando a sus padres también cuando deja de ser un bebé. Y mucho. De ahí la importancia de tener horarios de trabajo compatibles con la familia. Humanos. Flexibles.
Si los países nórdicos pueden, los del sur de Europa también, después de todo compartimos Unión ¿no? Por algo será.
Tenemos el deber de apreciar la vida. Porque es un regalo. Por tanto vivirla lo mejor posible debería ser una obligación.
Esta semana las madres, los padres, las mujeres, los hombres, podemos contribuir a conseguir un mundo mejor, gracias a esta acción que está tomando fuerza en las redes sociales:
Quedadas en Twitter, porque #ConciliarEsVivir y necesitamos #ConciliAcción
¿Te unes a la causa?
Impecable entrada… poco más se puede añadir! A ver si aquí imitamos a los países nórdicos, porque como tú dices, si ellos pueden… nosotros tambien!
Me alegro que te haya gustado 😉 Y claro que sí! Los nórdicos pueden, nosotros no somos menos mamíferos que ellos 😉