Somos libres. ¿Somos libres?

La FPP, ósea la
fecha probable de parto tiene de probable, por desgracia muy a menudo, sólo el
nombre. Aún no lo sabes pero lo harás cuando sientas correr por tu pequeño
cuerpo hormonas que no son tuyas. Las artificiales. Quizás cuando seas grande
aprendas el término «sintético». ¡Venga que tienes que nacer ya! ¡No
seas flojo! Quizás te empieces a enterar cuando notes como un pequeño maremoto
allá fuera y de repente dos manos te tiren hacia la luz, la de los potentes
fluorescentes que te harán apretar tus ojitos. Y seguramente sentirás frío, y
miedo, pero por unos minutos se te pasará, porque te pondrán en el cuerpo
calentito de tu madre. Quizás alguien considere que puedes tener el enorme
privilegio de encontrar tú su teta, la tuya. La vuestra. Las vuestras. Antes de
llevarte lejos de ella, porque para vosotros estar separados medio metro es
duro. Es antinatura. Pero paciencia porque volverás a ella, cuando decidan los
otros, claro está. Te quitarán tu genuino olor, te lavarán muy bien, como para
borrar los restos de la batalla. Pero tranquilo, que te pondrán muy guapo y
repeinado y perfumado, para que estés decente para cuando vengan tus abuelas,
tus tíos y los amigos de tus padres. Seguramente pasarás de los brazos de unos
a los de otro como un juguete, pero es que ¡Qué bonito eres! ¡Todos te quieren
cerca! En sus brazos. Quizás nazcas con genio y empieces a llorar, a reclamar a
tu madre, ¡Ea, ya está, ya está! Con tu mami, con tu mami, ¡uy, este niño va a
ser madrero!

En un par de días
dejareis el hospital y llegareis a casa. Más visitas. Pero aquí se está mejor,
aunque te toque escuchar “otra vez le vas a dar?” más de una vez. Y quizás tu
madre, que se olvidó, como todas las demás, de su instinto le dé la razón a una
de esas personas y a veces no te dé, de mamar. ¡Uy, a ver si es verdad que este niño me
va a dominar! Quizás lo estoy cogiendo demasiado, quizás le dé demasiada teta.

En una de esas te
toca la primera visita al pediatra, si tienes suerte será muy fan de Carlos
González y José María Paricio, espero que no te toque un adepto del otro «pediatra» conocido, el de “duerme solito, niño”, porque ahí ya sabes que las
tomas las tienes contadas, y de la cama de mami y papi vas fuera, que ellos
tienen que hacer sus cosas y tú eres un impedimento.

Cuando pasen unos
mesecillos de haber estado “de lujo” con tu mami en casa, se te acabó el
chollo. Que te estás acostumbrando demasiado a sus brazos, te mima demasiado y
os viene bien separaros. Sobre todo a ella, que se estaba volviendo loca todo
el tiempo en casa contigo. Ya verás ahora lo bien que vas a estar en la guarde
con tus amiguitos. ¡Que los niños tienen que estar con otros niños! ¡Si en la
guarde se está muy bien! ¡No llores, anda!

Y pasan los meses
y aprendes un montón de cosas, ¿Ves qué bien están los niños en la guarde? Ya
se sabe todos los colores y los números y los sonidos de los animales. Si te
hubieras quedado con “tu mami” en casa a lo mejor no habrías aprendido que es
un cuadrado, o un círculo.

Pero dentro de
poco empieza lo bueno, se acabó colorear, ahora toca estar sentado mirando a la
maestra durante horas. Que hay que aprender a escribir y a leer y ¿Otra vez
tienes que ir al baño? Venga pero rapidito y es la última que te dejo ir hasta
el recreo.

Y pronto aprendes
a sumar, a restar, a multiplicar y dividir. A estudiar mucho en casa, aunque te
guste mucho dibujar y pintar, Ahora no hay tiempo. Tienes que estudiar. ¿El fin
de semana? Tienes que hacer deberes. ¿Te gusta escribir? Escribe la redacción
que te ha mandado la profe de lengua sobre las vacaciones, las Santillana que
te has pegado con el aire acondicionado dándote en “tol cogote”.

Llegas a la
adolescencia y que los pille confesados a tus padres, porque ¡que de problemas
damos con la explosión de hormonas! Pero no te preocupes que ahí estarán ellos
con el apoyo de la sociedad para enderezarte como Dios manda. Para que no te
descarriles y no tomes drogas y alcohol, o al menos que aprendas las mejores
estrategias para que a ellos no les llegue la información de que lo haces. No
hay necesidad de hacerlos sufrir.

Y sobrevives a
esta fase. También. Y empiezas la Universidad. Ésta es toda una experiencia. Y
lo que más aprendes es retórica y nociones de política en el patio delante de
un canutito pasado dulcemente de los labios de unos a los labios de otros. Pero
el tiempo sigue contando. El reloj sigue haciendo tic-tac y tú tienes que convertirte
en una persona de provecho. ¡Acaba de una vez la carrera! Sí, esa que elegiste
cuando eras sólo un imberbe de  dieciocho
años y ¡Búscate un curro! ¿Ah, que ya lo has encontrado? ¡Qué suerte has tenido! ¡Con
lo mal que está la cosa! ¡Ah, qué ganas mil euros al mes! ¡Bueno pero ya irá
subiendo! ¡Tú aguanta! ¿Que tu jefe es un cabrón?Bueno, pero ¡como todos!(Sigue
aguantando) ¡Por lo menos tienes un trabajo! ¡Piensa en los cuatro millones que
no tienen! ¡Y en el cuerno de Africa! Además tienes que pagar la hipoteca, tío.
Y encima el bebé viene de camino. ¿Por cierto cuándo tiene tu mujer la FPP?

Pero no te olvides
nunca que eres libre. Podría haber sido peor, podrías haber nacido en Africa o
en un país árabe. ¿No ves que suerte has tenido tú?
El Roto

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